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París, 15 de agosto del 2002

Señor Domingo Martinez Castilla
Director de Ciberayllu

Estimado compatriota:

Me permito escribirle para aclararle ciertos puntos sobre el artículo La fiesta del chivo en París publicado en Cyberayllu el 13/06/2002, cuyo autor es Miguel Rodríguez Liñan. En primer lugar debo manifestarle mi sorpresa por el hecho de que una revista seria como la suya publique textos delirantes como el citado.

Antes de escribirle me preguntaba si valía la pena responder a la verborrea de Miguel Rodríguez. No sé si es sordo o estúpido, puesto que nunca he «despotricado» contra Mario Vargas Llosa, en el ágape de la Rotisseria Latina . Simplemente dije que no estaba de acuerdo con sus críticas a Ciro Alegría y a José María Arguedas. De esto se puede hablar. Eso no es despotricar, he dado una opinión sobre un tema intelectual, en una conversación entre amigos y compatriotas. (Hasta ese instante creía que Miguel Rodríguez me tenía un poco de estima). Debo aclarar que no he atacado a la persona de Vargas Llosa a quien respeto por su obra, pese a no estar de acuerdo con sus ensayos y artículos en los que subestima al mundo andino. Tampoco creo en la superioridad de la cultura costeña y criolla sobre la andina, ya que estoy convencido de que las soluciones para nuestro país pasan por el reconocimiento democrático y el respeto de las diversas culturas que forman parte de la peruanidad.

Más allá en su texto, cosa curiosa, Rodríguez pasa de la sordera precoz a la alucinación al afirmar: Aún estremecido por su fogoso discurso de la víspera, un poco más y grita Muerte a Vargas Llosa & Como dice Cantinflas: Ahí esta el detalle . Pues yo no estuve en la Casa de América Latina de París en la presentación de la novela La fiesta del Chivo ¿Por qué habla en lugar de los ausentes? Acaso será la expresión de su propio deseo inconsciente de matar a Vargas Llosa, mientras que en la realidad lo ha adulado y lo sigue adulando de una manera histérica (la histeria no es sólo una enfermedad de las mujeres, sino también de algunos machos como Rodríguez). ¿Esperará tal vez que Vargas Llosa, en un gesto generoso, le dé un poco de su fama?

Al leer los detalles floridos y psicosomáticos que afligen al periodista en presencia de su ídolo y dios, uno se pregunta si el artículo es una farsa o el engendro de un caso clínico. Además, detrás de la fanfarronada se esconde la reacción del arribista que desprecia a sus compatriotas de París por ser serruchos o cholos , que no es aparentemente el caso de Rodríguez, porque su tez cobriza se ha vuelto clara y sus ojos negros y aindiados se han vuelto azules (o verdes) desde que vive en Francia.

Hay también en el artículo una dosis de machismo que si sus hembritas comprenden el español no apreciarán la manera despectiva y misógina como escribe sobre ellas.

Todo lo excesivo es insignificante como decía André Malraux , pues bastan los comentarios sobre un artículo que no vale mucho.

Espero pues, señor director, que tenga la amabilidad de publicar en Cyberayllu esta carta en honor a la verdad.

Alberto Quintanilla
artista peruano radicado en París


Del editor: Rogamos al Sr. Quintanilla y a los lectores leer una nota entre exorcizante y autocrítica de Miguel Rodríguez Liñán a este respecto.

 

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