[Ciberayllu]
19 setiembre 2005

Larga marcha y breve coda

Rocío Silva Santisteban

 

Larga marcha a través de la noche

 4:15 am

¿Qué pasaría si ahora te dejara?
¿correrías la lista y pasarías a la siguiente?
¿te movería 20 centímetros el piso?
¿arrojarías un pucho prendido sobre la acera?

Y ¿qué pasaría si tú me dejaras?
¿volvería a hundirme en el silencio?
¿digitaría veloz las últimas penas?
¿enviaría correos para compartir la noticia?

Pienso por qué pienso todo esto
hay una ansiedad nerviosa que se desata negra
como la muerte misma
mi corazón sintiendo que tanta felicidad
es imposible
y que debe haber algo que me caiga
como un hacha para partirme el cuello.

Sácame de esto, no permitas...
no lo permitas
una cosa negra se adueña de mi razón
que desconoce la razón del amor y se paraliza
como si tomara cicuta.

Árbol de la esperanza
mantente firme.

 

4:45 a.m.

Oscura como una noticia ambigua
algo que se balbucea en secreto sin mirar apenas
una inquietud de futuro dañino
un querer no sufrir sufriendo.

Cierro los ojos: te imagino
y pienso que tanto es imposible
¿hay algo que deba castigarme
por ser feliz incesantemente?

Un mensaje que no se responde
en medio de la noche oscura
es el plomo que aguarda el cuello
al final de la soga.

 

5:10 a.m.

El lucero de la mañana prendido en mi retina.
¿Te irán a gustar estas líneas?

Hubiera preferido un soneto perfecto
para tu amor perfecto.

Pero la poesía asoma por las costuras del miedo
por donde una menos lo imagina.

El ruido de la ciudad, sordo y espeso
me despierta y despierta
todas las ansias dormidas, digamos
el fondo de la caja de nervios.

Vuelvo una vez más a estar
con lo más hondo de mí misma:
los miedos atravesando la noche larga
y la curva del lenguaje amortiguando el desencuentro.

Amo la comunicación clara: el beso
y las piernas cruzadas bajo la mesa.

Amo la roca sólida: esa parte tuya
de mi lado del cuadro.

Amo la mano abierta: tu decisión
firme y la construcción del deseo.

Amo la fuente del sosiego y grito

Vade retro noche oscura
sal de mí sin ser notada
porque ahora más que nunca
amo estar de amores inflamada.

 

6:20 a.m.

Amanece el día: el ruido de una raqueta
se superpone al silencio espeso
y me pregunto quién me dejará este rastro
sobre el fondo de una luz tenue.

La ciudad pobre amanece más temprano
los perros, las vianderas, el ulular
de una sirena
las calles se desperezan lentamente
y yo aguardo la voz amada que me despierte.

Pero estoy con los ojos blancos desde las cuatro y media
acompañando el paso lento de la noche
lo dije hace veinte años y otra vez lo repito
con similares temores y en diferentes circunstancias
a cada noche su píldora, a cada mujer
su madrugada.

 

7 a.m.

Me miro en el espejo y sí me reconozco
—quisiera saludarme como a una vieja amiga—
en la misma postura incómoda que sirve
para poder escribir sobre la cama
años cometiendo el mismo ejercicio
de exorcizar palabras con palabras
y veo los mismos ojos fijos
la puntiaguda mirada.

Ah, Rocío, Rocío, cuándo descubrirás
lo que no dicen las palabras
aunque las evoques con toda la fuerza del espíritu
aunque las hayas dominado a templanza.

Vieja amiga, duerme, te aconsejo que gires los ojos
a la luz
y déjame a mí vivir en el espejo, al revés,
conquistando los segundos que no te atreviste a tropezar conmigo.

Ay, Rocío, cabezacaliente, entrégate
a lo más valioso del amor
y déjame a mí el miedo, el ansia, el grito que pretendes
ocultar bajo estas líneas.

Ayacucho, 20 de julio del 2005


Todo para qué

a Antonio Zapata Velasco

Sospecho que vino con toda la intención de irse
dejó el carro aparcado afuera
tenía un aire de querer hablar en medio de mucha gente
por temor a lo que yo iba a escuchar...

Pero le entregué el poema
terminó dos copas de vino
se hartó de darle vueltas al asunto
y me dijo: quiero descansar...

En la cama me montó hasta tres veces
sonriendo, riéndonos, y durmió tranquilo.
Ahora yo: ¿qué debo esperar?
¿otra infección urinaria?
¿otra crema vaginal?

* * *


© 2005, Rocío Silva Santisteban
Escriba a la autora: rocio_silva@yahoo.com
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Para citar este documento:
Silva Santisteban, Rocío: «Larga marcha y breve coda», en Ciberayllu [en línea]

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