[Ciberayllu]
20 marzo 2005

Dos poemas

César Terrero Escalante

Aun si arde

Con la inutilidad
de cuanto se ha hecho,
vamos a hacer cuclillas
en el agua y derramarnos,
también, por la planicie.

Aun si está fresca,
si huele fuerte
y si los aviones siguen
volando a ras de piel,
la historia de las mil
noches y una noche
con su música atonal,
sin variaciones, recuerda
por toda circunstancia: —Querido,
¿sabes dónde dejé...? —y aquí seguimos,
de espaldas.

Aun si no escuchamos
palabra más allá de la 'dicha'
y todo es estómago,
habrá que recordar el día
en que solíamos leer y, quizás,
preguntarnos si se salvó de alguno
de los muchos incendios.

Porque arde, lo sabemos bien,
cuando hay hambre todo arde
y sabe bien.

Aun si no hay
tanto frío
ni tanta obscuridad
como para olvidar la muerte.  


Y Elizabeth subió al cerro

En San Simón Yehuantepec             

Tórrida vereda bajo el lento sol, ruta entre magueyes, víboras, nopales
y biznagas de flores moradas; en el mismo lugar y a la misma hora.

Ascenso para la expresión sutil de la vida sin descansos en el mundo de la parquedad.
Esa parquedad, carencia de estaciones
otras que el bochorno del invierno de supervivencia lapidaria,
radical en su función de mano, al ordenar el rumbo de los pasatiempos
y de la esperanza, casi un germen.

Cuando sube al cerro vuelve a andar descalza pisando cada puya escondida bajo la memoria;
vuelve a sublimar falsa leña para cocer las tortillas y el brío;
vuelve a respirar aires de llovizna, de augurio en un teclado
distante, con el sonsonete de las patronales.

Porque son cincuenta años de ir sin plácidas caminatas y sin
árboles en el edén,
es arduo y se vive todo el ascenso con el don del hálito
amalgamado por la persistencia de los regresos.

Desandar la ruta ya nula bajo el desbordamiento del sol
prisionero en fiebre de cactus, colgado de un halo gemelo,
y encontrar a la niña descalza,
quién sabe si en charla con sus tantas hermanas.

Última llamada para ver la cruz, blanco en el desierto de íntimos combates.
Nadie creería llegase a la cumbre.
Todos saben poco, muy poco, de su vida.

* * *


© 2005, César Terrero Escalante
Escriba al autor: cterreroe@hotmail.com
Comente en la Plaza de Ciberayllu.
Escriba a la redacción de Ciberayllu

Más literatura en Ciberayllu


Para citar este documento:
Terrero Escalante, César A.: «Dos poemas», en Ciberayllu [en línea]

050320/554