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Caminatas

Ricardo Vírhuez Villafane

 
 
A Patricia Martínez,
salvadoreña en Nueva York

     1

esde los lejanos horizontes los nevados presagiaban
                su terca manera de vivir bajo los cielos
Eran arduos los trabajos que el tiempo imponía

Y las plantas crecían entre manos laboriosas y ojos bondadosos
Nuestros antepasados nacieron de la tierra y el follaje
                como si sólo importara nacer para vivir entre canciones

Nuestros caminos eran los surcos y los arco iris
                antes de que mis ojos encontraran tu mirada
Y el universo cambiara sus colores para retratarte inmensa
                ante mis manos sorprendidas
Eres el tiempo que ha nacido para dominar los otros tiempos
Y una serena caminata bajo todos los torrentes
                dibuja tu manera sencilla de andar sobre la vida
Realmente no hay palabras para cantar el mundo
                que inauguras con tu voz y tu cuerpo repentinos
No al miedo amor no al silencio que estremece cuando llega
                la noche y las calles se pueblan de nostalgias
Aquellas diminutas soledades somos nosotros bajo el universo
Y aun así somos capaces de asaltar los cielos y las enredaderas
Listos para romper los silencios y las lastimaduras
                que violentan nuestros sueños
Mira amor no tengo casi palabras para nombrar
                las barreras temerosas
Pero sí para pronunciar tu nombre letra a letra y beso a beso
Porque contigo soy la tierra y la greda y el adobe infinitos
Porque no hay más mundo que éste ni mayor realidad
                que la que nos palpa los bolsillos y los corazones
Por eso amor confío en ti y pinto tus labios en mis manos
Y te invento en estas palabras tan sencillas y solas
                como mis propias estaciones.

     2

Era un universo de hombres obstinados que se inventaban bajo el sol
Era un mundo de luchas y batallas que sólo el tiempo
                era capaz de comprender bajo el esfuerzo colectivo
Pero negras mudanzas impusieron su ropaje sangriento
                y nos dejaron este mundo para cambiarle los colores
Somos vientos y rocas y aceros que construyen sus abrazos
Por eso amor se agigantan las tareas cuando la noche
                se acerca tanto a nuestro lecho
Y los niños y los solitarios del mundo blanden sus figuras
                inocentes castigadas por los años que jamás elegimos
El tiempo que nos pertenece debe ser nuestro realmente
Como son nuestros el aire que aspiramos y la luz
                con que te miro
Por eso amor hay un mundo nuestro junto al otro mundo
                que construiremos con nuestras palabras y emociones
Por eso te escribo desde el pecho abierto que te espera
Y repito tu nombre en los estadios en las calles en el trabajo
                y en todos los sueños que pueblan mis caminos
Porque los valles de la memoria son formas de la ausencia
                cuando tu voz ha dejado de decir mi nombre
Porque el tiempo y la distancia marcarán inevitablemente
                las rutas que estremecen nuestra edad
Porque tengo entre tus manos un mundo pequeño
                que son tesoros del mar o misterios bajo la garúa
Ahora llueve entre mis venas como si los cielos hubieran
                impuesto una necesidad mayor y perentoria
La necesidad de tenerte y adorarte la necesidad de ser parte de ti
                y ser tu cuerpo y tu alma y tu respiración que es mía
La conquista del tiempo es el destino de los hombres
Una luz una mirada tan sólo un susurro cerca del oído
Los pueblos blanden su futuro aunque demoren el intento
Nada es sencillo y nada es imposible amor eso lo sabemos
                desde el nacimiento prematuro o demorado
Aquí las edades y aquí tu mirada en este pecho de estrellas
                y de vientos que comparte tu propio sentimiento.

     3

No puedo decirte sino que imaginé una fuente magnífica
                de soles incendiándose en el horizonte
                mientras tus manos tocaban los cielos
Una fruta silenciosa y tímida escondida bajo las luces
                de los astros que corrían a tus dedos suaves
                como un manto de garúa tibia
Sí he imaginado sólo aves furibundas y estrellas oscuras
                nadando entre ríos universales y volcanes bellos
Y he visto náufragos y solitarios en todos los desiertos
                de los bosques y también sombras vivas que galopaban
                como águilas marinas y delfines acosados
Y una mano ha venido a mí semejante a las mareas de arena
                que las fiebres levantaban en la infancia
Las lunas del mar arrimaban sus vientres suaves a la orilla
                de los sueños y no sabía si despertar o abandonarme
Entonces vi tu rostro amor y desperté de los altos mundos
                de las sombras como un niño que baja a la carrera
                por las dunas de todas las resbaladeras
Y he nacido nuevamente y he arribado otra vez con tanta luz
                como dudas porque los caminos del mundo son veletas
                que los vientos arrebatan
Y he conocido la suavidad de tus labios aunque la noche fría
                haya clavado segundos y no horas a los universos
                que nos pertenecen
Y tus brazos han recibido mi cuerpo enfebrecido
                mientras la distancia semejaba una montaña despierta
En tu cuello amor me he sumergido tranquilo y soñador
                para imaginar todas las palabras que ahora digo
Y también tu rostro y tu piel enceguecidos y tu mirada
                increíble y todo el cosmos que de ti respira y domina
Todas las palabras reunidas todos los universos juntos
                y limpios como árboles de vida
Dime amor adónde más tantas palabras adónde las fronteras
                que nacen de tus manos y llegan a las mías
                como pétalos de luz
Todos los caminos del mundo nos esperan todas las mitades
                que repartimos entre cánticos de solidaridad
                y esperanza alimentados por el fuego
Ahora me sumerjo entre tus ojos o las mieles del campo
                para sentir los vientos de la noche cuando las calles
                imponen su reinado
Y sólo soy un pasajero de la noche un viajero de las sombras
                o un hombre extraviado entre tantos sueños
                que guardo en los bolsillos
Y aunque la tristeza sea un fardo importa más seguir
                arremetiendo en los caminos que todas las edades
                nos inventan
Y es necesario danzar bajo la lluvia y sentir los ojos húmedos
                de sus manos fulgurantes
Y es mejor sentir el viento contra el pecho erguido
                por las furias del verano
Y continuar como al principio del mundo cuando era nuestro
                el universo y las palabras enrumbaban lejos del silencio
Sólo este mundo amor sólo las palabras y mi nombre
                para tu mirada infinita.

 

Comentario privado al autor: © Ricardo Vírhuez Villafane, 2001, virhuez@usa.net
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