[Ciberayllu]
14 setiembre 2004

Música

Isaac Calderón

 

la m�sica es el idioma que nos permite
mantener un di�logo con el m�s all�

Robert Schumann

Sonata

para Alba

Allegro
Avec feu

Ven: me desconoces: ya no soy apiladas alas negras y pupila de mármol: una estrella soñando en la placenta del acantilado: no lo abisal fosfórico: el invierno del labio:
no un pájaro gimiendo en la melancolía de los azahares: yo soy el entusiasmo
de los locos de mayo: soy tu tez de durazno: que tiemblen los abismos: que muestren
las montañas sus entrañas sonoras: despójese la tierra de su máscara:

escucha: escúchame: tu mano se ha escapado del árbol de los sueños para traerme talismanes y trepadoras púrpuras: soy rebelión: y canto: de la geometría amada de tu vientre: del éxodo extático del sexo: ven: me desconoces: yo te amo: ven:

 

Adagio
Avec desesperance

Porque no me conoces crece en mí la tristeza y en mí cerceno al unicornio mágico
de mayo y en mí vuelvo en mundo de ceniza la pupila del corzo.

Porque no me conoces brilla la lluvia negra en la antesala agria de mi desesperanza,
los ángeles encarnan en formas infrahumanas y ríen los abismos, los murciélagos, y la miseria ríe.

Han muerto las lagunas de sed de tanta y tanta nieve ya nadie nombra el blanco.
Porque tú me conoces el águila del tedio ha desangrado las palomas posibles,
como un arcángel ebrio.

 

Allegro
Munnisez-vous de clairvoyance1

Oh mi límite es el límite del mundo mi corazón es una estrella de la que nacen ríos
de la que manan músicas esféricas al ritmo de la desaparición y la presencia

Amor tú no sabes morir te hallé en la landa de mi vientre acariciada por el dios de la luna más allá del bosque de mis pasiones púrpuras más allá del olvido del párpado diurno
te hallé y en nuestro abrazo cupo la ciencia de los astros cupo la angeología de milenios el amor de la anémona hacia el color alado

Amor mío soy flor en tu sepulcro y mariposa de tu sueño el agua boreal que tus labios libaban mientras la noche era en la tierra interminable bilíaca funeraria

Amor Amor atravesé la silva de la historia la coacción del códice el dominio del odio
la boa de los días atravesé mi muerte e imaginé corales y magnolias y satélites
allá donde se hallara solamente tiniebla

y crecía Amor mío el aroma de Dios sobre los arrecifes en los blancos palacios
de los ojos del alma en la ceguera fiera del suicida inminente en torvos miradores
de visiones silvestres

crecía Su perfume: tres pájaros que ardían al unísono —uno pensaba, el otro deseaba,
el último sentía— se entraban en la dulce inmensidad de las aguas eternamente jóvenes2


 

Quatour pour la fin du temps en Stalag 8�

para Enrique Falc�n

No fue sólo a la muerte a quien del arco en el arroyo habló
la duende tímida de mármol y cabello de fuego. Habló
a las estancias del aire, donde la forma de los cuerpos permanece
más allá del sepulcro, más lejos de la mariposa de los días. Habló
a los mirlos, y les dijo: así prepararéis mi dulce tumba,
así el nido de sonido donde crecen los brazos de los hombres.

Desde las profundidades hacia ti yo clamo,
desde las corrientes eternas de las rías eternas
yo clamo hacia ti Señor.

Por esto en las raíces de tu savia yo me embriago
pues cerca me aparece el día que cercene el cerco de los días,
resbalará la tierra de mis ojos y seré una paloma.

Dime cómo late bajo la piel del mundo el pulso de diez soles,
jamás me escucharán con tanta fe, con tanta
cercanía de alas y lamentos que enjugan la pupila.

No fue sólo a la muerte a quien del arco en el arroyo hablaba
el ángel de Messiaen hablaba a las lagunas sombrías donde el odio reposa
conmovía cimientos de sangre de palacios agrícolas,
les daba a los verdugos flores rítmicas como una memoria
de la blancura restallante de los óvalos. Dime cómo lates
bajo la piel del mundo, en las raíces de tu savia, en las profundidades.


Stabat Mater

Un niño ha subido hasta el último cristal del Stabat Mater de Giovanni Battista Pergolesi mordiendo una viola azul: jardines son su feudo transparente, él conoce el sacrificio de la mariposa de la noche.

Ni el falsetista ni la estrella de plata lo encontrarán jamás porque temen a la rizada tumba de la espuma. Se espantan además ante el Vesubio potencial del sagrado fémino triángulo cordial.

Pergolesi enterrado para poder amarnos como un niño que imita más allá del pórtico de mármol el batir de los mirlos azules, y produce violines, violines azules, bellos violines pájaros y azules, violines que no existen.

Y sólo en las raíces, en el bosque invisible, donde la mariposa enciende oscura sobre tu pecho un ideal de plata, cantan los muertos y los mirlos como el cristal del alma, y su canto es mármol en el tiempo, solaz donde estos días de entusiasmo de mayo hacen nacer palomas imposibles.


Erik Nordgren

para Aitor Panera

En Nordgren hay temor
falanges fugitivas que con marfíleas sombras de palomas
terribles se adentran en el bosque para serrar violines.
Hay ríos suficientes que me envuelven
y son sierpes translúcidas que me acercan
la frialdad con la que ven mis ojos.
Templo de savias fónicas cuya sombra es un mundo,
un incunable rojo en que un dios escribiera
la poesía que la muerte esconde.


 

1 Indicaci�n para el int�rprete en la segunda Gnossienne de Erik Satie
2 � (...) donde moran las aguas eternamente j�venes�, Rig Veda

* * *


© 2004, Isaac Calderón
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Para citar este documento:
Calderón, Isaac: «Música. Poesía», en Ciberayllu [en línea]


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