Lucha de dioses y creaciones humanas en la costa andina
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[Ciberayllu]

Eusebio Manga Quispe
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3. Contraposición y lucha de divinidades andinas

Reconstruiremos� las creaciones y destrucciones de humanidades utilizando las composiciones�del siglo XVII como� la carta Annua Jesuítica y las anotaciones de Antonio de la Calancha. Los apuntes de Calancha serán la base de nuestra�reconstrucción debido a que (pese a estar incompletos y recogidos� tardíamente), constituyen la crónica que mejor� detalla aquellos sucesos míticos.

Así, en Calancha, y sólo en apariencia, la divinidad Pachakamaq se presenta como la� supuesta creadora o criador9�� de la primera pareja andina: un hombre y una mujer. Sin embargo, una atenta lectura�dentro de un marco global y con la debida aportación de datos, nos revela que el verdadero� creador de la primera «humanidad» no es precisamente Pachakamaq, sino que más bien se trata de una divinidad relacionada al astro sol. Esta aseveración se deduce en el� siguiente texto: La primera mujer andina al quedar sola, tras la muerte de su esposo, y careciendo de los frutos con que alimentarse...

«alzó los ojos al Sol, y entre abundantes lágrimas y quejosos suspiros, le dijo al Sol así: Amado Criador de todas las cosas, ¿para que me sacaste a la luz del mundo, si había de ser para matarme de pobreza, y consumirme con hambre? ¡Oh!, nunca te acordarás de criarme [crearme] de la nada, o me acabarás al punto que salí a este mundo, yo sola viva en él [mundo], sin sucesión de hijos, pobre, afligida y sola; ¿Porque o Sol, si nos criaste nos consumes? �y, como si eres, el que reparte luces, muestras ser miserable negándome el sustento no pareces piadoso [...]» (Antonio de la Calancha).

La reseña identifica al «astro Sol» como el creador de la primera pareja andina. Ahora, con la finalidad de apreciar las luchas alternativas de las dos divinidades, las sintetizaremos enmarcadas dentro de los conceptos andinos urin (antiguo, abajo, izquierda, luna, mujer) y janan� (reciente, arriba, derecha, sol, varón) (ver Ilustración y nota�5).

«convocó [a] los que abitavan aquellos valles. Preguntó por los guesos� de su madre [...]. I fue disponiendo el aniquilar al Dios Pachakamaq. Pero él [Pachakamaq], se metió en la mar en el sitio y paraje donde ahora está su templo. Viendo el� Vichama que se le avia escapado el Pachacamac, bramando encendía los ayres, i centellando atemorizava los campos, [...], bolvió el enojo contra los de Vegueta i culpándoles de cómplices, no porque mataron, sino porque permitieron [...] llevado de un repentino furor, sin admitir disculpas, ni mitigarle con ruegos, pidió a su padre los convirtiese en piedras. Viéndose en piedras convertidos las criaturas que formó el Pachacamac». (Mito 5)

En el texto precedente, el hijo del sol pide a su padre que convierta en piedras a los seres humanos creados por Pachakamaq. Vichama distribuye a los que fueron protegidos de su padre por toda la costa para que, algunos de ellos, sean adorados como waka/s.

«Curacas i Caziques, a los nobles i a los valerosos i llevándolos a las costas i playas del mar, los dejó a unos para que fuesen adorados por guacas [Waka]» (mito núm. 5). La carta Annua de los jesuitas dice que los curacas fueron convertidos en piedras-Waka y los hombres plebeyos en piedras normales (mito núm. 4).

Pero al constatar Vichama que no quedaban hombres que pudieran adorar a las waka/s, que hizo distribuir en la costa (de filiación solar),� pide a su padre que cree una nueva generación (tercera creación). En respuesta a su petición, su padre le envía tres huevos15� (carta Annua y Calancha).

«y� viendo el mundo sin hombres y las guacas [Wakas] y sol sin quien los adorase, rogó a su padre el sol crease nuevos hombres y él le envió tres huevos, uno de oro, otro de plata y otro de cobre». (Mito núm. 5).

En resumen, esta pugna de divinidades nos presenta� cuatro creaciones: la primera correspondiente a la divinidad solar; la segunda,� a la divinidad lunar que es Pachakamaq;� la tercera, nuevamente, a la divinidad solar, y finalmente la cuarta, otra vez, a la divinidad lunar Pachakamaq. Durante� estas cuatro� creaciones se producen ocho enfrentamientos entre las dos divinidades, como se ve en la siguiente ilustración):

Diagrama de los mitos de creación en la costa andina
Nota: las secuencias señaladas con círculo coinciden con las creaciones humanas.

Apuntamos a modo de síntesis las cuatro creaciones humanas andinas de la costa, con algunos comentarios y� características de cada una de ellas.

Finalmente sintetizaré mis conclusiones y los resultados de las anteriores reflexiones que hemos realizado en el transcurso de este ensayo.

Para finalizar, se hace ahora más necesario� que nunca el planteamiento de estudios andinos sobre la base de concepciones holísticas, con el fin de escapar de los estudios reduccionistas que se recrean en razonamientos atomísticos que se pierden en el análisis de minucias; lo cual facilita el torcer de las hebras del tejido a gusto de cada uno, dependiendo de las modas de turno que implanta la civilización occidental dominante.

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NOTAS

9 Criar: En el tiempo que utilizan los autores citados actúa como una palabra de doble sentido, como:� «Crear, producir de la nada», «nutrir a un niño a un animal», «instruir, educar» — del lat. creare «crear engendrar, procrear. La distinción entre criar y el cultismo crear es muy tardía. (Corominas 1986)

10 Raiguana es una divinidad que se halla entre la sierra y la selva y en constante conexión con la costa central. Esta divinidad, bajo la presión del secuestro de su hijo, repartió a los serranos «papas, ocas, ollucos, masuas, quinua y a los yungas [costeños y selváticos] yucas, camotes, frijoles» (Noboa: 1656: Pág. 163).

11De los animales citados, el águila se definió como seguidor de la divinidad solar (Manga 1994b). Por extrapolación� Raiguana, como poseedora de los alimentos, pertenecería al filium de la divinidad Pachakamaq.

12 �� María Rostorowski considera el término Conopa como el nombre del hijo de Raiguana (1985: Págs. 33-37. Sin embargo, en los procesos y visitas de Cajatambo, dentro de nuestra seriación, Conopa se trasluce con otro significado, así la partícula «opa» (upa), en «Con/opa», tiene el significado de sordo sin oído, sin palabra, interconexión que configura al concepto «Con/opa» como esencia y base de las semillas vegetales «que no nacen de árboles ni semillas». Upa sach'a: árbol infructífero (diccionario de Antonio Ricardo 1586).

13 Viaje de las deidades superiores: Vichama daba vueltas como su padre el sol. Aparte, todas las deidades tanto fueran del filium lunar como solar, siempre desaparecían metiéndose en la dirección oeste, donde se pone el sol (Océano Pacífico), como le sucedió a Pachakamaq que, para huir de «Cuniraya», se metió en el mar (ver mito núm. 3). En Zárate, al volver Pachakamaq, desaparece «Con» (mito 4). El propio Wiraquchan de la isla del Titicaca, desaparece también en el Pacífico. El anónimo autor de las Tradiciones de Huarochiri, dice de «Cuniraya» en un texto tachado: «Antiguamente decían que había ido a un huk pachaman (otro espacio-tiempo)» (Ms. folio 66, Cap. 2). Por otra parte, los héroes culturales utilizan este mismo mar (Pacífico) para desaparecer y� llegar al cabo del mundo. Entre éstas tenemos a Kawillaka (semideidad del filium lunar). De este mar mismo emerge «Huatyacuri» (del filium solar).

14 � Madre de Vichama: La relación entre mito, ritual y simbología, sostenido por la propia concepción de un tiempo y un espacio� en una misma unicidad� (Manga 1994a), daría lugar a la representación simbólica diaría, que se vislumbra en el� siguiente apunte: Cada día, por mandato de Pachakamaq, echaban a los gallinazos y cóndores sardinas y anchovetas frescas en una plaza que estaba delante del templo (Pizarro 1986: Cap. 35).

15 José de Arriaga indica que los de Végueta y Huacho decían: «que el sol bajó a la tierra y puso dos huevos, uno de oro, de donde procedieron todos los curacas y caciques, y otro de plata, de adonde salieron los demás indios». (Arriaga 1968: Cap. VII).

16 Neolítico andino: Los primeros asentamientos neolíticos andinos surgieron en la costa y la sierra central hace más de cinco mil años, antes de nuestra era. La cerámica no fue indicador de la fase neolítica andina,pues sólo aparece en 2000 a. de n. era), y las funciones de cocción fueron suplidas con el recipiente mate (más fuerte que� la� calabaza), en donde se echaban piedras calentadas al rojo vivo para el cocimiento de los alimentos. (Hemos preferido utilizar los términos Paleolítico y Neolítico en lugar de las épocas Arcaica —temprana y tardía— y Formativa, términos de compleja equivalencia a los utilizados en Europa. En la actualidad hay descubrimientos cada vez más antiguos de la época Arcaica tardía, lo que atestigua una agricultura sin necesidad de la existencia de cerámica. En los estudios andinos se hace necesaria la elaboración de nuevas tablas que recojan el descubrimiento de la agricultura —sin el requisito de la cerámica— como base del Neolítico, versión Andina.)

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Escríbale al autor: © 2001, Eusebio Manga Quispe, EMANGA@terra.es
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