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22 octubre 2006

Narrativas problem�ticas

C�sar Quiroz

 

Cubierta libroLydia Fossa: Narrativas Problemáticas: Los Inkas bajo la pluma española, PUCP, IEP, Lima 2006, 535 pp.

Este libro, en tres partes, además de la introducción teórica y las reflexiones finales, cubre una relectura crítica de tres crónicas tempranas: La segunda parte de la Crónica del Perú, de Pedro de Cieza de León; Notables daños de no guardar a los indios sus fueros, de Polo de Ondegardo; y la Suma y narración de los Incas, de Juan de Betanzos.  Sobre estos textos, y sobre algunos otros, ha recaído la fama de ser origen y fundación de la historia y de la literatura peruanas, fama que resulta carga pesada y que Narrativas problemáticas nos ayuda a reducir a sus debidas proporciones.

Para leer lo que las crónicas dicen (en lugar de leer lo que nos enseñaron que decían) necesitamos la ayuda de alguien que entienda el lenguaje de su contexto, que nos ponga sus textos no en el principio, pero en el medio del camino de nuestra historia, una historia cuya eternidad previa podemos perder por acción de esa supuesta fundación.

Como a Dante su Beatriz, la literatura de las crónicas nos ofrece esos guías del siglo XVI entre sus propias páginas.  Narrativas problemáticas nos va presentando a estos personajes.  Ellos ponen los textos en su tiempo, para que los podamos leer en el nuestro.

La primera parte sustancial (segunda en el texto, después de la discusión del marco teórico) enfoca a los sospechosos de costumbre, los autores mismos.  Conocerlos mejor (o por primera vez) nos hace ver en sus páginas sus motivos, angustias y anhelos, en contienda por primacía con el deseo de ser o parecer observadores objetivos de una realidad casi inefable para ellos, por lo nueva.  Cuando las palabras de sus infancias se quedan cortas, ellos están prontos a la circunlocución feliz («ovejas de la tierra»), o al préstamo («ayllu, o parcialidad»): por esos momentos sabemos que enfrentaron una realidad que les era nueva, y por sus esfuerzos por compartirla podemos también comenzar a entender lo que vieron.

Deshacer la ilusión de que el cronista escribe sub specie æternitatis, para una audiencia indefinida y eterna, requiere declarar para quién, concretamente, es que escribe.  A esta declaración se llega por evidencia literaria y por referencia a otros textos primarios.  Indirectamente establece motivos; también nos enteramos para qué es que el texto fue escrito.

Entre las partes extremas del diálogo entre Cronista y Lector hay una multitud de agentes y testigos: los informantes nativos del cronista, por un lado, y los intermediarios entre la crónica y el lector por el otro (la censura, para mencionar al de más peso).

La siguiente parte, tercera en el texto, extrae de esa multitud a un personaje insuficientemente estudiado hasta ahora: el intérprete, o lengua.  De un análisis de la competencia de los cronistas en el uso de los lenguajes andinos se sigue que mucho de lo declarado en las crónicas es lo que el intérprete ha podido llevar de un mundo a otro, sin tener que dar un paso, cuando tradujo lo que se decían (o lo que se querían decir) Cronista e Informante.

El intérprete es testigo y ejemplo del conflicto entre dos culturas.  Acabada la descripción del papel de los intérpretes, Narrativas indaga la fricción entre las dos culturas tal cual se hace patente en el esfuerzo que los cronistas gastan en interpretar categorías andinas dentro de contextos españoles.  Por ejemplo, vemos que Cieza se resiste a considerar la posibilidad de que las dualidades andinas de Alto y Bajo, que llevan a requerir dos funcionarios para ciertas funciones de confianza, pudieran aplicarse al punto más alto de la jerarquía, el Inca.

La cuarta parte prosigue la investigación de esa fricción cultural, extendiéndola a un carácter compartido por las crónicas pero quizá ignorado hasta ahora: las crónicas, por tramos, pretenden ser una historia de los incas, pero son realmente una proyección de la historia europea en tierras andinas.  Reconocer este carácter requiere que el análisis de los textos no se limite a sus aspectos literarios ni a sus aspectos históricos, pero que los tome en cuenta simultáneamente.  Esta parte demuestra, en una sucesión de análisis textuales, las posibilidades de un estudio que maneje diestramente tanto lo histórico como lo literario.

Este enriquecimiento de la investigación histórica con herramientas de otras disciplinas (en Narrativas, el análisis literario) lleva naturalmente a un estilo personal en la presentación, distinto (por perspectiva y vocación) del estilo usualmente impersonal de la historia canónicamente escrita.   La novedad de esa alianza de profesiones guiando una sola mano que escribe parece concurrir en otras obras históricas de nuestro tiempo.  El estadounidense Jared Diamond, por ejemplo, trae herramientas de biólogo a su estudio de la historia comparada; no es de sorprenderse que Guns, Germs, and Steel  recurra frecuentemente a la primera persona, para iluminar la singularidad de su enfoque1.  Lo mismo se puede decir del autor gallego Felipe Fernández Armesto, como se puede ver en su Civilizations.2

En todo caso, esta presentación personal hace de Narrativas un texto que atrae tanto al historiador profesional como al lector educado que pueda acercarse a este material con otros ojos.

Pasando a la evaluación del libro, distinguimos tres áreas de contribución original y de continuación prometedora: los resultados históricos, la metodología de análisis textual y la postura meta-histórica.  Creemos que su publicación ha de redundar en un estímulo significativo de los estudios de la peruanidad.

Con respecto a los resultados históricos, podemos enumerar algunos que han de atraer la atención de los estudiosos:

Estimamos que estas contribuciones de por sí pueden dar pie a otras tantas publicaciones (quizá disertaciones doctorales) en respuesta o perfeccionamiento.

Aún de más importancia que los hechos concretos rescatados, la metodología de análisis textual es una contribución fundamental.  La mina de las crónicas (y otros documentos tempranos) no se ha acabado de explotar.  Narrativas muestra cómo el uso de herramientas semióticas puede desenterrar metódicamente niveles de información que una lectura meramente documental de las crónicas pierde de vista.

Esta contribución puede extenderse de varias maneras: (1) usando herramientas críticas similares en otros documentos de la época (procesos civiles y eclesiásticos, por ejemplo), (2) buscando otras herramientas que rindan resultados similares.  Por lo mismo que estos documentos son casi todo lo que nos queda del encuentro, nos incumbe hacer que den fe de toda la evidencia que contienen.  La peruanísima imagen del limón de emolientero se aplica con toda justicia a las crónicas, ya que no tenemos el lujo de una amplia supervivencia de otros documentos.

Concluyamos este comentario de Narrativas con la consideración de su contribución meta-histórica, en el cuestionamiento de la posición fundacional de las Crónicas.  Así como la figura del «lengua» es una articulación entre lo europeo y lo andino, la crónica pasa a ser una articulación entre el tiempo anterior y el nuestro.  La crónica pierde su posición fundacional porque no hay algo que necesite fundación: los andinos tenían sus propias historias, y seguramente reconocían un uso habilidoso de sus lenguajes, sin tener que preocuparse de si esas historias y esa habilidad se manifestaran en el fetiche del libro en alfabeto latino.  Sin negar la magnitud del evento que fue el encuentro de Europa y América, uno puede rehusarse a mirarlo como una discontinuidad que borra el pasado y provoca un nuevo comienzo.

Que eso esté llano en los textos (los cronistas, por una y otra razón, se preocupan de lo que pasó antes del encuentro) no quita que se lo haya menospreciado en la distraída decisión de querer designar un momento inicial a la peruanidad.  Narrativas también contribuye a ver ese pasado no sólo en los rasgos de la tinta, sino también en los espacios que saltó la pluma del cronista.  La conquista nos privó de mucho material primario, so pretexto de extirpación de idolatrías, y los cronistas no tenían necesariamente la formación necesaria para observar con atención científica, ni la inclinación personal de informar sin prejuicio.  Así que para rescatar de los textos algo de lo que se perdió en nuestro bautismo de sangre y fuego, tenemos que abrir los códigos inconscientes que delatan lo que el cronista vio y omitió, o no supo entender.  Puestas ya en el tiempo, las crónicas contienen más información que la que sus propios autores creyeron preservar.  Narrativas contribuye a la explotación de ese Potosí histórico en varias maneras; baste por ahora con llamar la atención del lector a los esfuerzos de recuperación de palabras andinas intrusas en un discurso ostensiblemente castellano, o dirigir su consideración a lo que se puede inferir sobre la identidad del gobernante Inca (y aún sobre su número, en una sociedad con tantas dualidades) por lo que los cronistas escriben.

Siempre nos perdemos en el tiempo, que es nuestra verdadera sustancia.  Narrativas socava la ilusión de que las crónicas sean un principio; al hacerlo, inicia la exploración de lo andino por los indicios que el lenguaje y la retórica de sus textos ofrecen o no pueden ocultar.  La negación de un comienzo deviene comienzo ella misma.

* * *


Notas

1 «I would say to Yali: the striking differences between the long-term histories of peoples of the different continents have been due not to innate differences in the peoples themselves but to differences in their environments.» Diamond, Jared.  Guns, Germs, and Steel: The Fates of Human Societies.  W.W. Norton, New York & London, 1997. (p. 405)

2 «For as long as anyone can remember, or documents recall, all my paternal ancestors have been Galicians of northwestern Spain… I can therefore say, without fear or favor, that we Western Europeans are the dregs of Eurasian history, and our lands are the sump into which that history has drained.» Fernández-Armesto, Felipe.  Civilizations: Culture, Ambition, and the Transformation of Nature.  Simon and Schuster,  New York, 2001. (pp.310–311)


© 2006, C�sar Quiroz
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