Mensaje del kuraka

Primero de diciembre de 1999
[Ciberayllu]
Arguediana
Arguediana

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Hace treinta años exactos José María Arguedas agonizaba en un hospital limeño: al fin dueño de su muerte, o ésta dueña de él, dejaba al Perú y a América Latina con una propuesta de nacionalidad. El zorro de arriba y el zorro de abajo fue su testamento literario: osada si se la compara con el resto de sus escritos, esta novela formalmente inconclusa («lisiado y desigual relato», escribió en la dedicatoria) es el último triunfo del escritor sobre la muerte. Abriendo su alma, en su «¿Último diario?» cuenta Arguedas cómo le fue arrancando a la muerte las páginas de ese libro en una pelea desigual donde las ganas de vivir eran minadas por toda clase de dudas, tristezas y cansancios. Vencido, el escritor dejó en el tintero muchos capítulos que, supongo, nos toca a todos escribir. Se puede ver la novela como sus instrucciones incompletas para construir la nación: la migración interna de la sierra hacia la costa, azuzada por las demandas de los mercados mundiales, y el enfrentamiento de los zorros que se resuelve poco a poco, dolorosamente, es lo que Arguedas veía. En la última nota de la carta que dirige a su editor argentino, escribe: «Ahora el Zorro de Arriba empuja y hace cantar y bailar, él mismo, o está empezando a hacer danzar el mundo, como lo hizo en la antigüedad la voz y la tinya de Huataycuri, el héroe dios con traza de mendigo.»

Si se toman en cuenta los pasacalles andinos que ahora alegran las calles limeñas, se ha avanzado, pero el camino está aún lleno de obstáculos, algunos de ellos puestos muy reciente y reciamente en nombre de las doctrinas económicas del fin de siglo. Treinta años después, no se puede decir simplemente que «Arguedas sigue vigente»; es al revés: nunca lo estuvo tanto porque con tremenda lucidez supo plantear las preguntas correctas. Los diálogos de su última novela están llenos de preguntas que los zorros de arriba y abajo se hacen hacia ellos y entre ellos: «Ningún indio tiene patria, ¿no? No saben pronunciar ni el nombre de su provincia.» O la pregunta que cierra el texto: «¿De veras, don Hilario, que eres para mí, y serás siempre, como el aceite al agua?» Agua y aceite, y no nos quedará más remedio que mezclarnos.

Más y más se escribe hoy sobre Arguedas, no sólo en el Perú sino en toda nuestra América, porque supo hacer las preguntas correctas. (Nos toca responderlas, América Latina, mestiza, india, migrante, triste y hermosa, sonriente y torturada, madre e hija.)

Ciberayllu existe, en gran medida, para replantear esas preguntas y buscar las respuestas, que no serán nunca simples porque el diagnóstico no está acabado.

Como los caminantes andinos lo han hecho por siglos al pasar cerca a los cerros tutelares, en Ciberayllu hemos querido poner una piedrecita más en la apacheta dedicada a José María Arguedas. La sección «Arguediana» es por ahora (¡ojalá nos igualen y nos superen!) el mejor lugar de la red global para encontrar información sobre el escritor andahuaylino, lugar al que ahora hemos añadido tres áreas de referencia que esperemos sean de utilidad para nuestros lectores: una breve nota biográfica, una bibliografía de las primeras ediciones de los libros de Arguedas (que esperamos se convierta, poco a poco, en una lista más amplia que incluya estudios arguedianos en general) y una página de algunos recursos arguedianos disponibles en Internet. Invitamos a nuestros lectores a desarrollar colectivamente estos recursos.

Desde el mensaje editorial del primero de noviembre, hemos añadido nuevos autores a las páginas de Ciberayllu. Damos la bienvenida a dos importantes escritores peruanos. Dante Castro, poeta y narrador de polendas, ganador —entre otros lauros— del premio «Casa de las Américas» en 1992, inicia su participación en nuestro proyecto con «Un fraile en el puquial», un cuento de tema andino y sabor costumbrista. Por su lado Rocío Silva Santisteban, reconocida narradora, poeta y periodista limeña, nos envió dos poemas de Los hijos del terror, libro que tiene actualmente en preparación.

Entre nuestros colaboradores habituales, Óscar Ugarteche, mostrando una faceta más a las muchas que ya ha mostrado previamente, escribe un ensayo sobre el amor a fin de siglo, mientras José Luis Rénique firma una crónica a modo de homenaje a Franklin Pease G.Y., recientemente fallecido maestro de historiadores.

Para conmemorar el 30 aniversario de la muerte del maestro, reproducimos un fragmento de Entre el amor y la furia, libro de Maruja Martínez: «Ha muerto Arguedas» es el relato del impacto que la partida del escritor tuvo en la joven militante de izquierda.

En el «Breviario», nuestra sección de recensiones y noticias editoriales, aparecen una nota del maestro Alberto Escobar acerca del último libro de la escritora peruana Elena Portocarrero, y otra de Roger Edwards, Jr. sobre La condición hispánica, libro de Ilan Stavans sobre la presencia latinoamericana en los EE.UU. Hay igualmente notas brevísimas sobre nuevos libros de escritores peruanos.

Noviembre ha sido, pues, un mes muy activo, lo que resulta apropiado para iniciar con fuerza nuestro cuarto año. De acuerdo a lo que hay en cartera, el mes de diciembre también promete mucha actividad. Dentro de un par de semanas entregaremos una sección con breves notas biobibliográficas sobre la mayoría de los autores de Ciberayllu.

Hasta el año 2000, queridos amigos lectores.

Domingo Martínez Castilla
Kuraka editor de Ciberayllu


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