Mensaje del kuraka

Primero de noviembre de 1999
[Ciberayllu]
Arguediana
Arguediana

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Entre la noche de las brujas y el día de los muertos, nuestra revista-archivo cumple tres años, con más de ciento sesenta trabajos por más de cincuenta autores, quienes en este periodo han publicado por lo menos dos docenas de libros, muchos de ellos —de acuerdo a lo que la crítica ha escrito sobre ellos— entre los más relevantes de estos años en el Perú. Promover la comprensión de la cambiante realidad peruana y latinoamericana es uno de los elementos principales de esta autoimpuesta obligación —u obsesión, si se prefiere— que se llama Ciberayllu. En ese sentido, creo que estamos cumpliendo bien el cometido, si nos atenemos a la continua lectoría de los trabajos que tienen que ver con las ciencias sociales.

Las buenas letras, en todas sus formas —poesía, narración, crítica, comentarios, crónicas— son el otro componente básico de esta publicación. Es imposible e innecesario catalogar la literatura de nuestros colaboradores, que nos envían sus escritos desde Argentina hasta Suecia, así como no hay vara para medir el placer que el arribo de estos escritos produce en este editor, y la dificultad creciente que hay en seleccionar lo que se va a publicar. Ingrato y placentero, el esquizofrénico oficio de este kuraka tiene de autócrata y de mendigo, de director y corrector de pruebas, de jefe de barras y de aguatero, de Don Juan y de Penélope.

(Y siempre nos ocupa, nos alegra, nos preocupa y nos nutre América Latina, de rostro multicolor y sonrisa a veces torturada, de sonrojada tristeza, o de vital alegría cuando se deja vivir. Ojalá que lo poco que hacemos por ella sea útil.)

Números, números... («Hay tres clases de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas», citó en su autobiografía el misuriense Mark Twain). De una u otra forma, son los números los que van diciendo que Ciberayllu sigue teniendo audiencia. Para la mayoría de la gente, la red global es una especie de caja negra cuyo tamaño y funcionamiento no se acaban de entender. Pero es sólo un medio y, si bien lo que se escribe está al hipotético alcance de millones de personas en todo el mundo, la realidad es que hay que estar constantemente promoviendo y actualizando lo que se ofrece. Hasta hoy, nuestra página principal ha recibido más de cincuenta mil visitas. En este octubre, hemos tenido diariamente un promedio de 200 visitantes, que diariamente «bajan» más de novecientas «páginas». Todas estas cifras crecen constantemente. Menos mal.

Y basta ya de mirar esos números (máquinas endemoniadas las computadoras: los producen incesantemente sin que nadie se los pida), y veamos más bien los escritos que cierran el tercero y abren el cuarto año de Ciberayllu.

El mes de octubre vio regresar a nuestra publicación la pluma excepcional y siempre bienvenida de Tito Hurtado, con un escrito acerca de las dos paradojas de Borges, con ocasión del centenario del nacimiento del escritor argentino. José B. Adolph, por su lado, contribuyó una interesante y sospechosamente ligera nota sobre el último verso de «Gleba», uno de los Poemas humanos de Vallejo. También después de una breve ausencia, Antonio Bou, pintor, narrador, poeta y quién sabe qué otras cosas, nos ha enviado un cuento de título breve, «Aquí», en el que ensaya un nuevo estilo, pues su usual barroquismo boricua se da en el ambiente y no tanto en la palabra (a su pedido, subrayo que el cuento no tiene nada de kafkiano).

Juan Abugattás, intelectual peruano, discute las cuestiones más fundamentales en su ensayo «¿Por qué una moral nueva y qué clase de mundo nuevo?»: la idea del progreso, la modernidad, la existencia misma de la humanidad son el objeto de sus reflexiones.

De los interesantes archivos de la poeta Cecilia Bustamante nos llegó una foto hasta donde sabemos inédita de José María Arguedas cuando tenía treinta años: joven, sonriente y apuesto, es una buena forma de recordarlo, precisamente en este mes de noviembre, cuando se cumplen treinta años de su muerte.

Otra fotografía, mucho más fresca, que este editor tomó en las calles del centro de Lima a fines de agosto, es la imagen de un músico callejero que toca una quena hecha de tubería plástica. Es una pena que no tengamos también una muestra de su música.

Y hoy mismo, como regalo de aniversario, ofrecemos a nuestros lectores dos trabajos literarios: Edgardo Rivera, cuya esperada segunda novela se está encuadernando ahora en Bogotá, ha querido compartir con nosotros «En la luz de esa tarde», una breve historia que es parte de sus Cuentos completos, recientemente editados por Alfaguara. Por su lado, Margarita Saona nos cuenta de los «Desequilibrios» que un equilibrista ocasiona en una mujer normalmente muy equilibrada (la historia ha sido ilustrada por Roni Heredia y Pilar Saona).

Montón de material. Y bueno. Estamos listos para entrar de lleno en nuestro cuarto año.

Hasta dentro de un mes.

Domingo Martínez Castilla
Kuraka editor de Ciberayllu


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