Mensaje del kuraka

Primero de octubre de 1999
[Ciberayllu]
Arguediana
Arguediana

Barra de selección

Ahora, en la soledad del sótano donde se arma Ciberayllu, queda el recuerdo de extraordinarios encuentros latinoamericanos que este editor tuvo en los meses pasados. Queda el recuerdo de la alegría vital de los ganaderos panameños que vinieron de Chorrera y Costa Arriba, de Nuevo Tonosí y Santo Domingo; de quienes, trasplantados de Nuestra América al centro de América del Norte, fabricamos para ellos —visitantes efímeros— y para nosotros —emigrados por múltiples y extrañas razones— un ambiente donde bailar el apretadito y suave «Típico», donde improvisar décimas, donde sentirse a gusto lejos de las tranquilas fincas tropicales, de las bullangueras calles de nuestras desordenadas ciudades, del arroz y los patacones.

Queda también el redescubrimiento del arte de la conversación, en San José y en Guápiles de Costa Rica, en Miraflores y Pachacámac de Lima, con gente buena, de una honestidad obscena —pues nos atrae y avergüenza— en una época donde por no ser moneda corriente es valiosísima. Un domingo, en San José, empezando en la estación de ómnibuses de «Caribeños», mis encuentros con Víctor Hurtado, y la charla sobre cualquier cosa y casi todo. Y luego en Lima, donde me tocó conocer y reconocer a viejos amigos (muchos escritores que leemos son amigos secretos antes de conocerlos), invirtiendo horas en hablar y hablar y hablar, de las posibilidades y dolores de la patria, de literatura, de poesía, de imágenes y centros comerciales. Buena cosa, esto de conversar.

Todo ese recuerdo se atesora, por supuesto, pero al mismo tiempo aumenta la distancia, pues uno quisiera más. (América Latina: cómo se te necesita, de veras. Habrá que reinventarte acá, desde acá. Habrá que ayudarte a ser tú misma, habrá que poner un granito de arena para verte sonreír de largo plazo y no de coyuntura, para que seas lo que tienes que ser. Aunque sea lejos, porque sé que será lejos.)

Y después de esta parrafada, que sé que los amabilísimos lectores tomarán indulgentemente, les paso a describir los escritos incluidos en setiembre, después de un mes de descanso, el primero en los casi tres años que tenemos.

José Luis Rénique (debidamente abrazado en Lima, donde coincidimos y comimos chicharrones) reaparece en Ciberayllu —luego de casi un año— con una mirada de turista a México, a donde fue de vacaciones.

En San José, de pura casualidad, me tocó conocer a José B. Adolph, reconocido escritor peruano; luego, en mi segundo día limense, paseando por la Plaza de la Inquisición, lo volví a encontrar —cosa que en una ciudad de siete u ocho millones de habitantes sucede sólo en la fantástica literatura fantástica que Adolph ha cultivado por décadas—, así que no nos quedó más remedio que acordar una cita, ya no de casualidad, para conversar un par de horas y persuadirlo —macana de kuraka sobre la mesa del «Haití» miraflorino— para que enviara algo para nuestra publicación. Su primera entrega es la historia de amor de Noemia. Gracias.

Y más literatura: Carlos Henderson, poeta bueno como pocos, comparte varios poemas de su próximo libro, gracias a Rafael Drinot Silva, que tuvo a bien escribir una nota introductoria. Margarita Saona (otra amiga a quien recién conocí en Lima, después de un desencuentro en Chicago) vuelve a las andadas, y nos entrega una muy tierna historia de amor, de amor perdido.

Hace menos de una semana, Óscar Ugarteche (con quien en Lima sólo pude hablar por teléfono, pues salía de viaje), padrino de la promoción de economistas de una universidad limeña, dio el discurso de orden en la ceremonia de graduación, que publicamos porque las cosas que dice Óscar son siempre relevantes, porque como pocos siempre pone a la humanidad por encima de los números, al individuo por sobre los programas económicos.

Y libros, muchos libros nuevos, pues son los libros otra de las razones por las que viajar a la patria es cosa buena. Incluimos notas de prensa y comentarios sobre La tradición autoritaria, documento inédito del cada vez más importante Alberto Flores Galindo, historiador fallecido en 1990; La crítica al capitalismo hoy, libro de ensayos editado por Maruja Martínez (muy abrazada y conversada); y Un cambio en nuestro paradigma de ciencia, de José Carlos Ballón (conversación y chifa). Además de estas reseñas, hay tres notas brevísimas sobre libros de Edgardo Rivera Martínez (largas conversas), de Peter Elmore (llegué a Lima el día que presentaba el libro que comentamos, y no lo vi) y de Marco Martos.

(¿Se han dado cuenta los lectores cómo producen los colaboradores de Ciberayllu? Y hay más material que irá apareciendo en octubre, el último mes de nuestro tercer año.)

Y ya se me viene el tal octubre, amigos lectores, así que a cerrar. Y a leer.

Domingo Martínez Castilla
Kuraka editor de Ciberayllu


Mensaje editorial anterior

© Ciberayllu 1999. Todos los derechos reservados.

991001