Mensaje del kuraka

Primero de marzo de 1999
[Ciberayllu]
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Que febrero es el mes más corto, lo sabemos, gracias a los díscolos ciclos celestes y al ego de algún emperador de Roma, que metió mano al mes sin defensores, robándole un día para su mes, el sexto mes romano, al que le puso su nombre, llamándolo Augusto: ahora ya tenía el mismo número de días que el mes de Julio César. El pequeño febrero es, sin embargo de Césares cleptómanos, el mes del Carnaval, que ha devenido en una fiesta esencialmente latinoamericana, y que se festeja desde los rincones más fríos de los Andes hasta las bulliciosas calles de Bahía, con música y baile: fiesta de la carne —en todas sus acepciones— que todos esperan, fiesta mestiza.

En los Andes, el carnaval es a veces una persona. «Pobrecito el Carnaval / ya lo llevan a enterrar», dice una tonada del norte argentino; y a veces es un ambiente, una situación: «Desde lejos he venido / preguntando Carnavales / tal vez vengo muy errado / por el polvo del camino», cantan en los distritos altinos del valle del Mantaro.

En Ciberayllu, el carnaval son las palabras, es el lenguaje, son las ideas. La alegría del idioma nos la suele dar Víctor Hurtado, que por fin está recibiendo el reconocimiento que su riquísima prosa merece en el mundo de la lengua castellana, como se muestra en una reciente nota aparecida en el diario limeño La República, a propósito de su libro Pago de Letras. Escritos desde el olvido, que hemos comentado previamente, y que nuestros lectores tienen oportunidad de apreciar parcialmente en los más de 20 escritos de Hurtado que están disponibles en nuestros archivos.

Febrero de 1999 ha sido un mes particularmente importante para nuestra publicación. Nuestra permanente preocupación por los temas andinos está presente en un comentario de Enrique Mayer sobre campesinado y neoliberalismo, y en un detallado trabajo de Juan Zevallos Aguilar sobre uno de los cuentos más estudiados del gran José María Arguedas, «La agonía de Rasu Ñiti».

Dos muy distintos poemas de escritores conocidos en nuestras páginas proveen la necesaria cuota de creatividad literaria. Primero, Ketty Alejandrina Lis, nuestra ahora más que nunca querida y argentina poeta santafesina, nos regala «Boca Muda», poema con cuya dedicatoria abrumó a este editor. Y Antonio Bou, que también es poeta de polendas, nos envió desde Puerto Rico «Al Señor de la Sentencia», poema que en cierto modo es de origen y destino cusqueños. (Los últimos versos hasta ahora me resuenan.)

Óscar Ugarteche, otro colaborador frecuente de Ciberayllu, ha publicado recientemente Arqueología de la modernidad, importante libro —que no puedo dejar de relacionar a unos pocos otros que han tenido al Perú, a todo el Perú, como tema— del que reproducimos un capítulo casi completo que trata sobre la exclusión y la discriminación como los frenos más importantes que impiden el desarrollo del país.

Finalmente, reproducimos la nota de prensa de la entrega 16 de Márgenes, revista peruana que se hacía extrañar. En las próximas semanas esperamos incluir en Ciberayllu algunos de los artículos aparecidos en esta publicación (previamente, hemos ofrecido una versión inicial de un artículo de Nelson Manrique sobre la necesidad de cerrar las heridas del conflicto entre el Perú y el Ecuador).

Hay también algunas notas brevísimas sobre algunos libros recientes.

Y hay otra razón por la que febrero ha sido importante: el notable aumento de nuestra lectoría, que dio un salto de más del veinte por ciento respecto a la de enero: más de 130 visitantes que recogen diariamente casi 600 de nuestras páginas. No ladran mucho, Sancho, porque están leyendo: señal de que avanzamos.

Domingo Martínez Castilla
Kuraka editor de Ciberayllu

ciberayllu@www.andes.missouri.edu


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