Mensaje del kuraka

Primero de agosto del 2003
[Ciberayllu]
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Después de dos semanas de estar en el Perú, el editor no sabe por dónde empezar a compartir con los lectores sus experiencias de este viaje, así que pide licencia para anotar, con más desorden del habitual, algunas observaciones:

  • Los ataques, velados y abiertos, que se están lanzando contra la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, con ánimos obvios de desprestigiar a su trabajo y a sus miembros cuando sus conclusiones empiezan a hacerse públicas. Estos ataques vienen de diversas trincheras, algunas aparentemente antagónicas entre sí, pero con una característica común: haber ejercido y querer volver a ejercer el poder político cuando los derechos humanos eran considerados «una cojudez», para utilizar la ya famosa —e inolvidable— definición que el cardenal católico del Perú diera durante la oscura época del gobierno de Alberto Fujimori. Se utiliza toda clase de antojadizos raciocinios basándose en la siempre efectiva fórmula de preguntar a quién favorecen las conclusiones, combinada con la siembra de dudas sobre los miembros de la comisión, pero evitándose siempre el ataque a las lapidarias conclusiones y a los métodos propiamente dichos.
  • La asombrosa capacidad del gobierno actual para meter la pata políticamente. No que se trate simplemente de un gran gobierno —ni mucho menos— con un pésimo sistema de relaciones públicas, sino de un claro ejemplo de la pobrísima clase política de la que dispone el Perú, en lo que no parece diferenciarse de algunos otros países de Nuestra América. En el Perú, otro de los «logros» de la década pasada fue la sistemática y sucia destrucción política de cualquier individuo o grupo que pudiera convertirse en oposición, y de eso se sufre ahora, pues es patente la improvisación de los gobernantes actuales. Y algo aun peor: la orfandad de líderes es tan grande que resulta terriblemente plausible que una alternativa electoral provenga del gobernante anterior que precisamente hizo posible la elección de Alberto Fujimori, y sobre quien también pesan múltiples sospechas de delitos tanto contra los derechos humanos como de corrupción. ¿Habrá tiempo para que el país puede ofrecerse una verdadera alternativa democrática? ¿De dónde?
  • La izquierda... ¿existe? Pareciera que aún no se levanta, pero hay indicios de que está viva y pensando, si bien sin brújula que le indique por dónde empezar. La combinación de la intolerante prédica neoliberal y la historia de intolerancia de la izquierda consigo misma han hecho profunda mella en la autoestima («autoestigma», decía la freudiana errata) de los dirigentes «históricos», lo cual no tiene por qué ser malo: la gente joven armará su propio destino político.

Y están también los amigos, los parientes, la alegría de poder conocer personalmente a algunos autores de Ciberayllu. Pero de eso hablaremos en crónica aparte.

(Sale a veces el sol en Lima, mi cara América Latina, y siempre en Jauja, donde he escrito parte de estas líneas. Nada parece ser tan atractivo como tu rostro sonriente y serrano, tu menuda figura, tu cabello largo y negro que refleja en su caída cada rayo de ese intenso sol de julio. Estando en mi vieja y despintada ciudad, no puedo imaginarte de otra forma que no sea la de la mujer andina; más aun, cuando sólo ayer me detuve a ver la esquina del viejo muro escolar donde te di mi primer beso.)


Ocupado en los menesteres de las visitas y los abrazos, las conversas y los vagabundeos, el editor se dio tiempo para añadir el siguiente material para consideración de los lectores de nuestra publicación:

Domingo de Ramos, poeta urbano, ahora limeño, fundador del grupo «Kloaka», debuta en nuestras páginas con dos escritos de Clímaco, colección de poemas que está preparando: el primero de una prosa que no da cuartel —como mucha de su poesía—, y el segundo de versos que, en la historia que relatan, entrelazan fluidamente el cosmopolitismo urbano actual con la presencia andina.

De vena muy distinta son los versos de Antonio Bou, quien reaparece en Ciberayllu después de varios meses, esta vez con unas décimas donde el sabor caribeño —siempre presente en la obra de este boricua de múltiples talentos— sazona un velo de misticismo.

En el mes donde se trata arduamente de conmemorar el ser nacional en el Perú, dos notas culturales: en la primera, Alberto Mosquera Moquillaza, memorioso observador, apunta cómo la cultura limeña fue cambiando sus canciones, entre muchas otras cosas, en los años sesenta y setenta. Y recordando con el paladar más que con la distancia, Víctor Hurtado Oviedo vuelve a adornar nuestras páginas con un breve pero sustancioso recuento de la culinaria peruana. ¡Provecho!

La diáspora se hace presente con un nuevo personaje, suerte de antisuperhéroe: nacido de las experiencias personales de Miguel Rodríguez Liñán, Clark Chimbote cuenta sus aventuras y desventuras buscando trabajo en París de Francia, ciudad luz, faro atrayente.

Hasta pronto, estimados lectores.

Domingo Martínez Castilla, Kuraka editor de Ciberayllu
Escriba al editor: DMartinez@Missouri.edu
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Para citar este documento:
Martínez Castilla, Domingo: «Mensaje del kuraka, agosto 2003», en Ciberayllu [en línea]

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