Mensaje del kuraka

Primero de marzo del 2000
[Ciberayllu]
Arguediana
Arguediana

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Nuestra América se viste de fiesta en estos días: es el Carnaval, fiesta latinoamericana por excelencia. La música, variadísima, es una araskaska ayacuchana, una vidala riojana, un samba bahiano, una murga montevideana. Y viene de flautas, tambores, guitarras, arpas y violines, trompetas y bombos, güiros y cuatros. En toda América Latina se celebra el carnaval: la gente se divierte porque es justo y necesario, porque hay que alegrarse, porque es necesario conseguir novio o, por lo menos, ejercitarse en tan imprescindible oficio; porque hay que compartir y gastar, más allá de los medios, para mostrar al mundo que la vida hay que gozarla, chico, no importa si por sólo esta semana, esta semanita en que nos volvemos todos iguales, cuando el más admirado no es —ahora menos que nunca— el que más tiene, sino el que más da. No importa si se tiene poco, si falta el agua en la favela o si los derechos de la gente son pisoteados el resto del año. ¡Éste es el carnaval, carajo! Y hay que salir a la calle, e inventar versos y ropas, y bailar como los dioses porque de esto yo sé más que nadie, porque me gusta perderlo todo sumergiéndome en la música, porque es el momento de que me vean, y de yo verme a mí, feliz por unos días, no importa si al cabo estoy más pobre que antes: nadie me quita lo bailado, y de eso yo sí que sé, pues soy latinoamericano. Soy el carnaval en Gualeguaychú, en Cajamarca y en Sobral, en Cozumel, Barranquilla y Tonosí, en Oruro, en los pueblos más pequeños y las ciudades más grandes. Vendré como un ventarrón de colores, haciendo reír a jóvenes y viejos mientras danzan chapoteando en la lluvia, y llorarán todos, agotados, cuando me vaya.

O cuando el carnaval no llega, lloraremos. ¿Qué hace uno acá, en este país sin carnaval? Bueno, Nueva Orleans, pero eso es casi el extranjero. (Cerraré los ojos, América Latina, y vendrás a este invierno tibio en tono de carnaval, alegre, bailarina, el vestido querido floreando en cada vuelta, los brazos invitadores y la sonrisa presta, y te daré mi brazo para ser parte de tus pasos de samba, sanjuanito, cumbia, te haré bailar alrededor del árbol y me hundiré en tu seno para sentir ese aroma mestizo y al mismo tiempo primordial. Cerraré los ojos, y seremos el carnaval.)

Ciberayllu no estuvo muy carnavalero en febrero, pero de haber material nuevo y bueno, sí que lo hubo. En cuanto a narración damos la bienvenida al escritor mexicano J. M. Servín, que nos envió una historia algo negra con adolescentes enamorados. Ernesto Gianoli, peruano ahora afincado en Chile, nos envió otra historia de amor con mujer dizque fea. La gaya ciencia viene de la mano de Lourdes Rensoli Laliga, que vuelve a nuestras páginas con una serie de poemas de inspiración oriental, pero de temas muy actuales.

Chuck Walker, historiador estadounidense peruanista, ha publicado hace poco un interesante libro sobre la historia de la transición colonia-república en la zona del Cusco, del cual reproducimos un capítulo íntegro que lleva el sugestivo título de «Cenizas que aún humean», donde examina y discute la situación inmediatamente después de la ejecución de Túpac Amaru.

Una hermosa y conmovedora fotografía de José María Arguedas, tomada por José Gushiken, y varias notas brevísimas sobre libros recientemente aparecidos, completan las novedades aparecidas en nuestra publicación durante este mes de febrero del 2000.

Para terminar, anunciamos a nuestros lectores que pueden llegar a estas páginas a través de las direcciones www.ciberayllu.com y www.ciberayllu.org, a donde nos mudaremos en algún momento.

Hasta el primero de abril, sufridos lectores.

Domingo Martínez Castilla
Kuraka editor de Ciberayllu
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