[Breviario de Ciberayllu]
 

Comprender la agricultura campesina en los Andes centrales: Perú - Bolivia
Pierre Morlon (editor)
Traducción de Edgardo Rivera Martínez

Institut Français d'Études Andines, Lima
Centro de Estudios Regionales Andinos «Bartolomé de las Casas», Cusco
Julio, 1997

  Salió el libro de Pierre Morlon en español, traducido por Edgardo Rivera Martínez. La versión francesa se llama Comprendre l'agriculture paysanne dans les Andes Centrales (Pérou-Bolivie), Écologie et Aménagement Rural, París, Institut National de la Recherche Agronomique (INRA) 1992 (ISBN 2-7380-0412-1). En este denso texto de 500 páginas, con cinco partes, siete capítulos, bibliografía y glosario (¡que incluye perfectos dibujos de quinua y quiwicha!) está resumido el trabajo de una verdadera comunidad transnacional de intelectuales de más de tres décadas de activo trabajo de campo. Incluye también —entre cita, compilación y referencia bibliográfica— a cuanto autor (peruano, español, ruso, alemán, sueco, etc., etc.) se haya metido en este tema desde el siglo XVI hasta ayer. Tiene además diagramas, fotos y cuadros explicativos fabulosos, perfectos para el moderno salón de clases donde se pueden proyectar imágenes. Ha de tener un impacto increíble: ¡ojalá!

En breve, este libro pretende dar cuenta de la increíble diversidad y variedad de formas de hacer agricultura y ganadería en los Andes. Cada sección y cada capítulo muestran, con un deleite empiricista, las minucias de cómo se forman surcos, se construyen cercos, se usan plantas para combatir la erosión del suelo, se reconoce la utilidad de conocidas malas yerbas; y cómo se reparan andenes de maíz, o cómo se rotan los animales en una cancha en la puna.

El libro comienza apropiadamente con el elogio de la chaquitaclla, ese simple «palo» —como prejuiciadamente se ha calificado a este sofisticado instrumento de trabajo. Se muestra, por ejemplo, cómo los más complejos sistemas de cultivo y de intercambio de mano de obra se basan en la taclla. De allí se pasa a considerar la función agronómica que cumplen los andenes, el regadío de los pastos en la Puna y, así por el estilo, un compendio de maravillosas prácticas chacareras.

Pierre es agrónomo, casado con peruana de Andahuaylas. Se ha pasado muchísimos años de su vida recorriendo y estudiando los sistemas agropecuarios de los Andes. Es un admirador de la labor civilizadora del agricultor andino y de su esfuerzo domeñador del medio ambiente y domesticador de especies. Por supuesto, ponerlo en lenguaje occidental científico, ensalza y realza lo que los campesinos ya hacen y vienen haciendo desde mucho tiempo. No es propiamente un «descubrimiento», pero sí un acto de llamar la atención a algo que normalmente pasa desapercibido. Los intelectuales urbanos recién nos damos cuenta de su importancia sólo cuando aparece como libro. Más atención le prestamos si viene primero del francés.

El libro es una interesantísima innovación literario-científica. Consiste en tomar partes escritas por él y 32 (!) otros autores y juntarlas en un solo texto fluido y corrido. Hay de todo: franceses, peruanos, gringos, y de muchas disciplinas así como también textos de algunos muertos de hace tiempo, como el jesuita Bernabé Cobo. Sin embargo, el diseño, la intención, gran parte del texto y también la forma, son de Pierre. No es una compilación, es un libro. Me consta porque soy uno de los 32. Pierre ha tomado varios artículos míos, y con tijeras y goma y a veces también con esfuerzo sintetizador y con la sabia intercalación de una que otra frase que no es mía (previa consulta, por supuesto), aparezco ahora ensamblado en un mosaico de estudios científicos de la agricultura andina.

Es, además, un honor que un literato peruano de la talla de Edgardo Rivera Martínez (autor de la novela País de Jauja) haya hecho este trabajo de traducción con tánto amor y ahínco. El traductor ha expresado públicamente cuánto placer le ha dado traducir del francés al español cosas tan interesantes y valiosas sobre nuestra agricultura y ganadería. A mí, particularmente, me pone en una situación divertida. Lo que originalmente usé como material didáctico en español en mis cursos de antropología en la Universidad Católica de Lima, luego lo escribí en inglés al emigrar a Illinois, para después ser publicado por la Universidad de Tokio en Nueva York. Esto luego fue traducido-editado-mejorado por Pierre Morlon al volcarlo al francés. Y de allí ha vuelto a traducirse al castellano por Edgardo Rivera. ¿Es todavía reconocible lo que escribí? Sí, y más que eso: me da una sensación de desdoblamiento. Aquí soy un personaje «ventriloquizado», ya que en voz de otra persona aparezco diciendo cosas mías en lengua de otro, y al verme incluido en el gran esquema del libro comprendo mejor cuál es mi contribución y cuáles son mis limitaciones. Al académico le gusta que lo citen, pero mejor que eso es cuando las ideas de lo que uno quiere que el mundo comprenda, estén ya interiorizados en el discurso del otro. En este caso disfruto de ambos beneficios.

De hoy en adelante, ya nadie que estudie agronomía en los Andes puede ignorar ni dejar de lado el profundo conocimiento encerrado en las prácticas cotidianas individuales y colectivas de nuestros agricultores andinos. (Nótese que no uso la trillada calificación de «humilde»). Con este libro, la profesión del agrónomo y sus «conexos» —las carreras de desarrollo— pueden dejar de ser el estamento soberbio de ser todo un «ingeniero» en la actual estructura rural del Perú, Ecuador y Bolivia.

Comprender la Agricultura Campesina... es también la mejor respuesta a la corriente politizada y fuerte de nativismo que hoy cunde por los Andes con el nombre de PRATEC (que proviene de la ONG que los cobija) para darles la razón en su correcta orientación pero no en su desenfrenado ideologismo. El libro muestra el verdadero camino que hay que seguir: utilizar la ciencia al servicio, reconocimiento y engrandecimiento de la paciente labor milenaria de multitudes de anónimos individuos.

Y para la discusión sobre la autentica identidad peruana, este libro muestra lo fútil que es toda esta discusión sobre la autenticidad. Aquí nos volvemos intérpretes la combinación de judio-alemán con francés-andahuaylino y jaujino-afrancesado, y cuantas otras etnicidades que se mezclan en la lista de autores. Usamos el lenguaje escrito y la página impresa para dar voz a aquellas prácticas cotidianas de los agricultores —quienes hacen «crianzas» en Yauyos, Huancayo, Andahuaylas, Cusco, Puno, Bolivia y otros lares— consideradas como muestras de secular ignorancia y atraso. Sin la intervención de los afuerinos, ¿hubiesen adquirido tal autenticidad? Así se combaten los chovinismos.

Enrique Mayer

   
[Ciberayllu]

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