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De nuestra negra en Nueva York

Espíritu vivo es el nuevo disco de Susana Baca, sin duda la cantante peruana más conocida en el ancho y ajeno mundo

 

La incansable Susana Baca continúa compartiendo con el mundo sus talentos y sus exploraciones musicales, que la llevan desde su limeño Chorrillos a París de Francia, pasando por Cañete con rumbo a... ¡Islandia?

Cosas de la música —y cosa buena, Negro, te lo digo— en estos tiempos globalizados, que no todo es piratería de nuestros (del sur) recursos por parte de nuestras (del norte) grandes corporaciones (hubo acá un lapsus iustus: la primera vez escribí «coproraciones»: errata, sí, pero de etimología por demás interesante).

Espíritu vivo, disco de Susana BacaGrabado en Nueva York en los aciagos días de setiembre del 2001 —cuando la demencia del terror sirvió de partera a la más reciente encarnación de la arrogancia imperial—, este disco muestra no sólo la notable internacionalización de la música afroperuana, sino la propia creciente sofisticación musical —sin huachafería, lo que es extraño y loable entre nosotros los peruanos— de esta mujer excepcional: Susana Baca lleva la música afroperuana al mundo, y le pone de yapa canciones de otras, muy otras, latitudes.

La muestra propiamente afroperuana va desde el landó moderno del trovero Javier Lazo, que abre el disco, pasando por los muy bien musicalizados y típicos «Caracundé» y «Se me van los pies», hasta llegar a el (¿un?) emblemático «Toro mata»; en esta muestra puede también incluirse el vals «Aparición», porque el vals es también de la negritud limeña.

Intercalados entre las primeras canciones hay dos poemas: uno de Alejandro Romualdo, que habla de cómo el amor es más importante que todo lo demás, musicalizado por Arturo Ruiz del Pozo y la propia Susana; y otro que ya nació con música, pero siempre poema, de Chabuca Granda en honor del poeta guerrillero Javier Heraud: Susana sigue, pues, teniendo su corazón en el lado exacto.

La muestra internacional incluye «13 de mayo», del gran Caetano Veloso, que Susana afroperuanizó un poco, cantando unos versos en castellano y otros en portugués; también el cubanísimo «Zum zum», precedido por un «Afro-blue», con música de Mongo Santamaría y letra de Ricardo Pereira. El disco se cierra con el desplazamiento de la voz de Susana a esas otras latitudes. Primero, en francés, su voz acaricia «Les feuilles mortes» («Las hojas muertas») esa vieja canción gala que hemos escuchado en las voces de Edith Piaf, Yves Montand, Nat King Cole, Frank Sinatra y tantos, tantos otros cantantes que no pueden evitar cantarla. Y algo que podría parecer inesperado es la canción que cierra el disco: «The anchor song» (la canción del ancla), de la islandesa Björk, cantante muy de moda en los últimos años; inesperado, decía, sólo hasta que se escucha la canción, de una belleza extraordinaria y simple —«minimalista» como la califica la propia Susana— y que es un mensaje de nostalgia, mar y afirmación personal.

Gracias, de nuevo, una vez más, hay que insistir, repetir, subrayar: gracias, Susana Baca. Nos vemos en Barranco.

Domingo Martínez
Mayo, 2002


Contenido:

1. La noche y el día
2. Si me quitaran totalmente todo
3. Caracundé
4. El fusil
5. Se me van los pies
6. 13 de mayo
7. Toro Mata
8. Aparición
9. Afro-Blue/Zum Zum
10. Les feuilles mortes
11. Anchor Song

(El disco compacto, de casi una hora de duración, trae un folletín que incluye, además de las letras de las canciones, un comentario personal de Susana respecto a cada una de las piezas.)

Sitio oficial: www.luakabop.com (aún sin información sobre este disco reciente, pero ya ampliamente difundido).

   

 

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