[Ciberayllu]

MAGGIE

Ketty Alejandrina Lis

 
 

Las creencias, por la erosión, palidecen.
Evtuchenko


El viento vuela las cortinas
como un ala ciega

que tropieza una y otra vez
contra la dura aspereza de las ramas
delirio caminando codo a codo
los ojos bien abiertos de no ver
oh dulce Maggie.

Sábanas sin amor
la ternura lejos lejos
el pelo suave revuelto en llamarada
el cuerpo quieto corriendo en llamarada
y esos gritos subiendo peldaño por peldaño
la escalera que baja al calabozo de ollas y sartén.
¿Es hora de encender el horno?
No, es temprano todavía
si en las casuarinas
en la vereda
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que el silencio de la siesta
pero la siesta de hoy estuvo en especial pesada
y ayer fue igual
y mañana también princesita de los charcos
subida a un globo para asar la carne con ciruelas.
Hay que pelar papas
¿cuántas?
y todo para qué
ni en el centro ni en la orilla de este mundo existo para nadie
casi polvo mis huesos.

Las fotos velan la caja de cartón
ya es agosto y pronto volverá a zumbar en los oídos
el escándalo de calor color y olor de octubre
de la mano de la rama madre
ciudad pequeñita Santa Fe
dormida entre las azulinas flores de los paraísos
en octubre siempre lo que no fue bueno
en octubre
en octubre lo mejor
en aquellos saltos a la cuerda
Barrio Roma
calles
tierra
nada que recuerde a la Via Apia vigilando
el regreso en triunfo o en derrota.

Qué haría de haber sido una diosa
adorablemente inmóvil
el templo dedicado ya lo tengo
la mudez es porosa como el mármol
el altar se escucha a la hora de la cena
los señores cenadores en sillas ordinarias
no en curules
sin manto y en ojotas se sentarán más tarde
a masticar callados
a lamentar las causas de la decadencia
buscando dentro de la propia mismidad
culpables por afuera de sí mismos.
Roma
por qué ese nombre a un barrio
de calles y veredas anchas
anodinas
si en la capital del que fue una vez imperio son angostas
como la figura increíble de Juan L.
La noche de esta noche ha de estar como siempre repleta de TV
se comerá sin que importe en absoluto
si el aceite es de uva o de maíz
o de oliva si le place a los héroes de incienso y terracota
Princesita de los charcos
refugiada en un rincón del monumento a los caídos
o mejor en el Templo de los Dióscuros
aceptando del César la ofrenda sin perfumes
—mirá vos pobre Maggie quién diría
perdida en otro mundo como está
si en las casuarinas
en las veredas
en la casa
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que silencio de la siesta.
 

©Ketty Alejandrina Lis, 1999, kettylis@citynet.net.ar
Ciberayllu

Más literatura en Ciberayllu

143/990719